Querido Don Jesús,
Los jóvenes de la Diócesis de Santiago de Compostela queremos dedicarle unas palabras de reconocimiento y gratitud por todos los años en los que nos hemos sentido pastoreados por usted.
Hay muchos que pueden pensar que un obispo es alguien distante que se ocupa de temas serios y no tiene tiempo para estar con los jóvenes. Sepa, Don Jesús, que usted se ha encargado de que ningún joven que participe en actividades diocesanas piense eso. En su lugar hemos podido comprobar que un obispo es alegre, gasta bromas, se interesa por nosotros y es del atleti.
Le hemos visto disfrutar con nosotros en cada encuentro al que acudía y era fácil ver con usted que la juventud es algo más del alma que del cuerpo. Pensamos que es precisamente a esto a lo que se refería el Papa Francisco cuando hablaba de pastores con olor a oveja.
Gracias por su alegría, por hacernos sentir familia y diócesis. Gracias por preocuparse por nosotros, por mezclarse y ser uno más. Gracias por conocernos por nuestro nombre. Gracias apostar por los jóvenes y las familias. Gracias por guardarnos en su corazón y gracias por estar.
Sabemos que Dios lo va a usar para hacer un gran bien en Astorga y, aunque lo despedimos con algo de pena, somos conscientes de que somos un mismo cuerpo y tenemos un mismo Espíritu hoy y siempre.
Sepa que rezamos por usted, le pedimos juntos a Dios que el Espíritu Santo lo siga configurando para ser otro Cristo en la tierra y que tenga un corazón de sacerdote y pastor conforme al corazón de Dios.
Unidos en Dios,
Los jóvenes de la diócesis.