Participantes en el Foro Internacional
(ZENIT- 24 junio 2019).- “El texto de Emaús dice que Jesús encendió un fuego en los corazones de los discípulos (cf. Lc 24,32). Como saben, el fuego, para que no se apague, tiene que expandirse, sino se convierte en cenizas, tiene que propagarse. Por ello, ¡alimenten y propaguen el fuego de Cristo que tienen en ustedes!”, explicó el Papa Francisco a los jóvenes.

Este evento presenta el objetivo de promover la implementación del Sínodo 2018 sobre “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
En primer lugar, Francisco subrayó el protagonismo de los jóvenes en el proceso de conversión pastoral anhelada por los padres sinodales y ha señalado que dicho protagonismo “no es un gesto de diplomacia y buena voluntad, o son protagonistas o no son nada; o van delante del tren o terminarán siendo vagón de cola, arrastrados por la marea”.

Así, el Papa considera que “como los discípulos de Emaús, fuimos llamados para llevar la luz de Cristo en la noche del mundo. Ustedes, queridos jóvenes, están llamados a ser la luz en la obscuridad de la noche de tantos compañeros que aún no conocen la alegría de la vida nueva en Jesús”.

El Papa Francisco recordó que los jóvenes son “el hoy de Dios, el hoy de la Iglesia” y que todos son “miembros de un único cuerpo”.
“Piensen esto: En el mundo cada vez más son las divisiones; y las divisiones traen guerras, traen enemistad. Y ustedes tienen que ser el mensaje de la unidad. Que vale la pena andar por este camino. Solo caminando juntos seremos de verdad fuertes”, recalcó.

A continuación exponemos el discurso íntegro del Papa Francisco.
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Discurso del Santo Padre
Queridos jóvenes:

Agradezco al cardenal Farrell sus palabras, a vos la lectura de la proclamación final y al cardenal Baldisseri, que fue el que llevó el Sínodo adelante, su presencia. Gracias.

La experiencia que vivieron los discípulos de Emaús los empujó de modo irresistible a ponerse de nuevo en camino, a pesar de haber recorrido once kilómetros. Está oscureciendo, pero ya no tienen miedo de caminar de noche, pues es Cristo quien ilumina su vida. También nosotros, un día, encontramos al Señor en el camino de nuestra vida. Como los discípulos de Emaús, fuimos llamados para llevar la luz de Cristo en la noche del mundo. Ustedes, queridos jóvenes, están llamados a ser la luz en la obscuridad de la noche de tantos compañeros que aún no conocen la alegría de la vida nueva en Jesús.


